La Terapia ocupacional que trabaja la integración sensorial es una disciplina socio-sanitaria que es capaz de evaluar componentes que inciden en la calidad de la participación de los niños con TEA. La participación está relacionada con los factores cognitivos, motores, emocionales y sensoriales.
Es importante destacar que un terapeuta ocupacional “puede abordar los déficits de procesamiento sensorial desde la perspectiva de la Integración Sensorial. La disfunción del Procesamiento Sensorial es una disfunción neurológica que se manifiesta en la incapacidad para modular, discriminar, coordinar u organizar sensaciones de forma eficaz (Bundy et al; 2002) Una intervención basada en la teoría de integración sensorial tratará de capacitar a la persona respecto a su habilidad de organizar las sensaciones en el Sistema Nervioso Central para dar una respuesta adaptativa en los ambientes en los que se desenvuelve”.
¿Cómo saber si mi hijo tiene dificultades en el procesamiento sensorial?
Cuando el Procesamiento Sensorial de un niño no es adecuado, alguno de los signos que se pueden observar son:
- Retardo del desarrollo motor.
- Retardo en la adquisición o perfeccionamiento del lenguaje, la lectura o la escritura.
- Problemas de alimentación: dieta poco variada, rechaza texturas de los alimentos, le cuesta masticar…
- Problemas para seguir el ritmo de los niños de su edad: casa, calle, colegio…
- Dificultades para mantenerse sentado en el suelo o en una silla.
- Alteraciones del ritmo sueño-vigilia.
- Problemas en el manejo de objetos: pinturas, lápiz, cubiertos, pelotas
- Dificultades en la motricidad fina: dibujar, pintar, recortar, escribir…
- Problemas para el vestido y desvestido: uso y manejo de la prenda, cremalleras, botones, calzado…
- Falta de calibración de la fuerza en el manejo de objetos y para el contacto con otros.
- Tropiezos, choques y caídas frecuentes.
- Miedo a actividades de motricidad gruesa: correr, saltar, juegos de pelota…
- Exceso de movimiento o, por el contrario, quietud motora.
- Pobre equilibrio.
- Falta de atención.
- Impulsividad.
- Rechazo / exceso de contacto con otros.
- Molestias con la ropa: etiquetas, texturas, tejidos, costuras…
- Se distrae de forma llamativa con imágenes, objetos, personas o ruidos.
La Teoría de la Integración Sensorial fue desarrollada por la Dra. Jean Ayres (Terapeuta Ocupacional, doctora en Neurociencias y psicóloga), que durante los años 60 publicó sus primeros estudios sobre trastornos perceptivos y sensoriales presentados en niños con déficit de aprendizaje. Jean Ayres decía que la IS es la organización de las sensaciones en el Sistema Nervioso Central y su utilización en la vida diaria.
Los sentidos nos dan información acerca de nuestro cuerpo y del entorno que nos rodea y, por otra parte, es el cerebro, el encargado de organizar todas estas sensaciones, localizarlas, clasificarlas y ordenarlas. Cuando todo esto funciona de forma adecuada, el cerebro forma percepciones, comportamientos y aprendizajes.
Los problemas sensoriales en el Autismo son muy habituales y están relacionados con las dificultades en la interacción social, el desarrollo del lenguaje y el comportamiento.
A lo largo de los últimos años, hemos oído hablar de la importancia de la terapia de integración en niños con autismo de que nuestro cerebro ordene las sensaciones de forma adecuada para poder dar una respuesta correcta y ajustada al contexto. Esta sería la primera premisa para que el desarrollo de un niño o niña se produzca de forma óptima.
Si esto no ocurre de la forma adecuada, seguramente nos encontraremos con un niño o niña con un Trastorno del Procesamiento Sensorial. Podemos encontrar niños/as cuyo comportamiento sea desorganizado, demasiado activo e impulsivo, o todo lo contrario, aparentemente cansado y con bajo tono muscular. Otros niños/as pueden rechazar el juego con iguales porque le molesta que le toquen de forma inesperada, y otros sin embargo necesitar demasiado el contacto físico y tener un juego demasiado brusco.
¿Pero qué ocurre en las personas con Autismo?
Los niños/as con autismo a menudo tienen problemas para localizar estímulos táctiles o saber donde tienen sus manos cuando no pueden verlas. Además se añaden las dificultades para planificar movimientos, pero principalmente se observan tres rasgos que explicarían las desafíos en el procesamiento sensorial.
En primer lugar, el cerebro de los niños/as con Autismo puede no estar registrando correctamente los datos sensoriales, es decir, la información que llega a través de los sentidos; sonidos, imágenes, texturas, olores, movimiento, temperatura… Esto explicaría porqué unas veces prestan muy poco atención a unas cosas y reaccionan en exceso a otras.
En segundo lugar, esos datos sensoriales deben modularse de forma adecuada. Los niños/as con Autismo tienen problemas de modulación sobretodo con los estímulos táctiles y vestibulares (movimiento), sintiéndose inseguros gravitatoriamente y actúan a la defensiva cuando le tocan o se sienten incómodos y evitan estar en lugares con muchos personas.
Y por último, la parte del cerebro encargada de querer buscar sensaciones nuevas y descubrir, no está funcionando correctamente mostrando poco o nulo interés en hacer cosas nuevas.
¿Cómo puedo ayudar a mi hijo/a en sus problemas sensoriales?
Las familias tienen un papel fundamental en este sentido, y son las que más pueden ayudar a sus hijos/as. Con unos padres comprensivos que apoyan su desarrollo y respetan sus dificultades, el niño/a tendrá menos desafíos y será más feliz.
- Reconocer el problema: observa a tu hijo/a, eres quien mejor le conoce.
- Ponte en marcha cuantos antes para poder dotarle de los recursos que necesite.
- Anticipa las crisis emocionales. Los padres deben aprender a identificar qué factores pueden desencadenar una posible sobreestimulación en su hijo/a; demasiados niños/as, luces, ruido…
- Aprende a regular a tu hijo/a. Conoce qué sensaciones le calman, le tranquilizan. Con la ayuda de un especialista crea un espacio para la regulación en el hogar. Controla el entorno: organizar y estructurar el tiempo y el espacio ayuda a conservar la estabilidad. Para ello es recomendable el uso de apoyos visuales (si esta es la forma de procesamiento de tu hijo/a).
- Céntrate en lo positivo. Señala lo que sí quieres que haga. Ayúdale a volver a la calma y después ofrécele sensaciones reguladoras: un abrazo, mecerse, su manta favorita…
- Busca ayuda profesional. La terapia de integración sensorial en niños con autismo. La capacitación familiar debe ser la base de cualquier programa de intervención. Es necesario que cuentes con los especialistas pertinentes: terapeutas ocupacionales expertos en Integración Sensorial, logopedas, maestros/as, psicólogos/as… que puedan dar respuesta a tus preocupaciones diarias. Un equipo trandisciplinar dará respuestas globales teniendo en cuenta que cada familia es única y singular.