¿Cómo afecta la psicomotricidad en el desarrollo de nuestros hijos? Estamos seguros de que esta pregunta ha rondado tu cabeza más de una vez y es que es fundamental conocer que la psicomotricidad ayuda al desarrollo del cuerpo y de la mente ya sea en niños, en adultos e incluso en personas mayores.  El ejercicio físico es básico para el aprendizaje y la adaptación general del niño al ambiente en el que se desarrolla. Entre otras razones, porque el ejercicio es un medio para practicar, poner en acción, entrenar, realizar, usar y/o mejorar nuestras actividades. Es más, el ejercicio es una parte natural de la vida, por lo que deberíamos incluirlo conscientemente en nuestra rutina diaria.

El aprendizaje, el pensamiento, la creatividad y la inteligencia no son procesos propios del pensamiento únicamente, sino de todo el cuerpo. Ayudar a que cuerpo y mente se alíen en beneficio del rendimiento intelectual puede resultar una tarea muy positiva, además de sencilla. La psicomotricidad en las personas, tengan la edad que tengan, se entiende como una práctica que favorece el desarrollo global de la persona a través del cuerpo y de su movimiento libre y espontáneo en sus interacciones físicas, simbólicas y cognitivas con el medio.

Juego para la motricidad fina

Practicar la psicomotricidad tiene varios objetivos en los más pequeños. En primer lugar, el niño sentirá el placer de actuar, de pensar e ir más allá de la acción. En la actualidad, predominan dos modelos de intervención:

  • Psicomotricidad dirigida. Este modelo está basado en un enfoque mucho más tradicional y pone el punto de mira en el desarrollo global de la persona, los aspectos motores y cognitivos.
  • Psicomotricidad vivenciada. Esta, por su parte, está centrada en la actividad motriz espontánea.

Es importante destacar que la educación psicomotriz, indiferentemente del grupo al que se dirija, favorece el desarrollo global del sujeto en sus aspectos motores, cognitivos y socioafectivos. Su ámbito de actuación es amplio y variado, trabajando en educación, reeducación y terapia, a lo largo de todas las etapas del desarrollo humano.

Psicomotricidad, una ayuda al desarrollo corporal y mental de los individuos

Una parte fundamental del desarrollo de la psicomotricidad pasa por el juego psicomotor. Este tipo de juego empieza muy temprano, prácticamente desde el primer año de vida del niño mediante procesos que simbolizan la ‘separación’ del adulto. Cuando el niño va ganando en seguridad, aparece la denominada ‘explosión motora’, con actividades tan diferentes como saltar, gritar, girar o caerse, mantener el equilibrio, bajar y subir rampas, entre otras. Es importante tener en cuenta que todas estas actividades van ayudando a definir el esquema corporal y ayudando a los procesos de lateralización de las funciones.

Coincidiendo con el inicio del juego simbólico, surgen los juegos que necesitan una cierta precisión, aparece la necesidad de poner en marcha las competencias del cuerpo, con el fin de experimentar la propia capacidad para realizar esas acciones. Con el juego psicomotor se trabaja aspectos como:

  • La percepción: visual, auditiva y táctil.
  • El esquema corporal: estructura corporal, postura y equilibrio, respiración y relajación, lateralización de las funciones.
  • El cuerpo en movimiento: coordinación dinámica, coordinación perceptiva, organización espacial y estructuración espacio-temporal, el ritmo.

La importancia de la psicomotricidad pasa por ‘activar’ al sujeto; ya sea niño, adulto o mayores, sin importar tanto el movimiento en sí. Realizar ejercicios motores o motrices antes de iniciar cualquier tarea puede derivar en una mejora de la predisposición física para la acción, pero también favoreciendo la predisposición psicológica con un aumento de la atención, la motivación e incluso la concentración. Es importante destacar que se puede llegar a motivar al niño con ejercicios que generen diversión y entretenimiento o ejercicios en los que intervenga algún tipo de material como aros, cuerdas, pelotas, etc. incluso también se puede acompañar con música con el objetivo de adaptar el ritmo al tipo de ejercicio que se va a realizar.

Otra estrategia a tener en cuenta para motivar al niño, consiste en convertir esta mini sesión de ejercicios en una competición, pero procurando que el objetivo sea el éxito basado en la mejora de las habilidades motrices y orientándolo a la persona hacia el área y no tanto a ser el mejor de todos.

motricidad fina

Desde Infanity queremos hacer una recomendación a padres y madres. Este consejo pasa por llevar a cabo, diariamente, unos cinco minutos de ejercicios variados y divertidos, en los que se incluyesen movimientos de motricidad gruesa, que pasan por realizar acciones de grandes grupos musculares y posturales, movimientos de todo el cuerpo, de grandes segmentos corporales y de motricidad fina que consistan en el movimiento de pequeños músculos como la cara, las manos, los pies, etc.

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